por Osvaldo Robiolo

Las palpitaciones son la sensación consciente y molesta del accionar cardíaco.

Aun cuando constituyen una de las manifestaciones frecuentes que llevan al paciente a la consulta médica, son las más inespecíficas del conjunto sintomático. Sin embargo, su conocimiento semiológico exacto es de gran importancia diagnóstica y muchas veces puede orientar hacia la patología subyacente.

Son, como se dijo, la sensación consciente del latido cardíaco; por tanto, representan un síntoma funcional y eminentemente subjetivo, y en su intensidad interviene, en gran medida, el umbral de sensibilidad de cada persona. La percepción o conciencia de un fenómeno fisiológico, en este caso el latido cardíaco, causa siempre una sensación molesta que puede variar desde la incomodidad hasta el dolor de acuerdo con la intensidad de la percepción. La razón de que un hecho fisiológico, el latido cardíaco, se tome consciente sólo se debería a un descenso del umbral de percepción, o hipersensibilidad, relacionado con la psicología de cada individuo. En condiciones normales, también hay momentos de hiperactividad cardíaca, con taquicardia y aumento del flujo venoso de retorno, que favorecen la percepción de los latidos cardíacos y que aparecen en los períodos postprandiales, a raíz de emociones y neurosis de angustia, durante y después del ejercicio, o al despertar o iniciar el sueño. Las palpitaciones de este tipo se denominan fisiológicas y no tiene significado clínico. A menudo se acompañan de una sensación de falta de aire transitoria, que obliga a respirar hondo, denominada disnea suspirosa.

En las palpitaciones se percibe el latido cardíaco, lo cual puede darse en un corazón enfermo o no, hecho que, en este último caso, es puramente funcional y se originaría en cualquier alteración del organismo que curse con taquicardia, disritmia o bradicardia.

Este síntoma se conoce por medio del interrogatorio del paciente y, para que su análisis adquiera valor, es necesario tener una idea clara de las formas de presentación para extraer conclusiones diagnósticas correctas.

Las palpitaciones tienen tres tipos de presentación: 1) continua, 2) discontinua o extrasistólica, y 3) paroxística.

  1. Tipo continua. Son las que se presentan con sensación de latido fuerte y molesto, con percepción de aumento moderado de la frecuencia cardíaca o no. La variedad de latido continuo y fuerte aparece en dos circunstancias diferentes: en reposo o por esfuerzo.
    La primera de las posibilidades de latido continuo y fuerte en reposo ocurre cuando se acompaña de sensación de moderada aceleración cardíaca, como en los cuadros funcionales anorgánicos (neurosis, distonía neurovegetativa) u orgánicos extra-cardíacos (entre ellos hipertiroidismo, fiebre, anemia). Las cardiópatas también pueden originar este tino de palpitaciones por esfuerzo; como signo de insuficiencia cardíaca. En estos casos se acompañan de disnea.
    Si la sensación es continua y fuerte en reposo, pero no hay percepción de aumento de la frecuencia cardíaca, su etiología puede ser una afección orgánica del corazón. Existen dos grandes causas: una es el agrandamiento cardíaco de cualquier origen y otra la insuficiencia aórtica.
    La cardiomegalia, al acercar el corazón a la pared costal, favorece la percepción de su accionar, en especial en los momentos fisiológicos en los que se acrecienta su trabajo y en posiciones como el decúbito izquierdo.
    La insuficiencia aórtica, al dilatar el ventrículo izquierdo y acercarlo a la pared costal, predispone a la percepción nítida de su accionar porque la presión diferencial aumentada induce una hiperdinamia ventricular. Es necesario conocer que esta patología genera palpitaciones con sensación de latido en el cuello, por percepción del baile arterial existente en él. Este es un dato muy significativo de insuficiencia aórtica. Por supuesto, al aumentar la frecuencia cardíaca, por ejemplo, debido al ejercicio o a una emoción, las palpitaciones se exageran.
    Las palpitaciones de tipo continuo generan una sensación de latido cardíaco más fuerte que rápido, y ésta es su principal característica.
  2. Tipo discontinua o extrasistólica. Es una sensación de palpitación en un instante, seguida de un trabajo normal que el paciente no percibe, y que configura una percepción discontinua. Se presenta como sensación única de palpitación que no se repite por un lapso prolongado y que conforma una variedad de palpitación discontinua aislada; pero también puede tratarse de sensaciones que se repiten más a menudo en lapsos cortos, y que se presentan como palpitaciones discontinuas más frecuentes.
    El origen de este tipo de palpitaciones es una disritmia extrasistólica. Son causadas por contracciones prematuras, o extrasístoles, tanto supraventriculares como ventriculares.
    La sensación percibida puede ser variable, y se nota como un latido fuerte en el tórax o una sensación de constricción en la garganta, o bien como una burbuja que sube hasta el cuello. Otras veces, si la percepción es intensa, puede generar sensación de dolor, de puntada precordial o de latido doloroso epigástrico. Algunos pacientes sólo notan la ausencia momentánea del latido cardíaco y una necesidad de respirar profundamente.
    La palpitación discontinua por extrasistolia se origina en algunas ocasiones en el latido prematuro, mientras que en otras se perciben los dos o tres latidos posextrasistólicos, que se inician con uno más intenso causado por el mayor llenado diastólico inmediatamente posterior a la extrasístole.
  3. Tipo paroxística. Las palpitaciones que aparecen en cualquier momento, sin relación con factor coadyuvante alguno, generan una sensación de latido cardíaco muy rápido, que se percibe como más rápido que fuerte, y no es el aumento de intensidad del latido el que las origina, sino la aceleración cardíaca.
    Pueden percibirse como una sensación de latidos rápidos e iguales o regulares o, por el contrario, como rápidos e irregulares. Este dato es muy importante, porque orienta adecuadamente hacia la disritmia que las genera. El tipo descrito corresponde a las crisis de disritmias paroxísticas.
    Las palpitaciones de tipo paroxístico regulares acompañan a la taquicardia paroxística supraventricular o ventricular y al aleteo auricular con frecuencia ventricular regular, así como también al aleteo ventricular.
    La variedad paroxística irregular aparece en la fibrilación auricular y en el aleteo auricular con frecuencia ventricular variable.
    Su duración puede ser de segundos, minutos, horas o aun días y, en general, se acompañan de dolor precordial y disnea; cuanto más rápida es la frecuencia cardíaca o peor el estado del miocardio subyacente, más factible es que aparezcan hipotensión, traspiración, oliguria y mareos por estado de shock o insuficiencia circulatoria periférica.

Causas más frecuentes de palpitaciones

Astenia neurocirculatoria. Las palpitaciones son uno de los síntomas más característicos de este cuadro que fue descrito a fines del siglo pasado durante diferentes guerras y que también se conoce como neurosis cardíaca o corazón de soldado. Parece deberse a un desequilibrio del sistema nervioso autónomo en personas constitucionalmente frágiles. El corazón, en la mayoría de los casos, es estructuralmente normal. Muchos pacientes con este cuadro son diagnosticados hoy como portadores de un prolapso de la válvula ¡nitral.

Prolapso de la válvula mitral. Se lo encuentra en un 10 a 20% de la población general. Puede presentarse como hallazgo único o acompañar a distintos síndromes (de Marfan, displasias ectodérmicas, enfermedad coronaria). Se caracteriza por un prolapso de la válvula mitral hacia la aurícula izquierda durante la sístole ventricular, debido a laxitud de las cuerdas tendinosas valvulares. El fenómeno también puede presentarse en la válvula tricúspide. En el examen físico se encuentra un clic proto, meso o telesistólico (más frecuentemente mesosistólico), móvil, que desaparece con los cambios de posición, y un soplo telesistólico. El diagnóstico se confirma mediante la ecocardiografía. Puede acompañarse de diferentes arritmias auriculares y ventriculares y constituye la causa más común de palpitaciones en la consulta médica.

Clasificación de las arritmias.

  1. Regulares. Pueden ser de frecuencia rápida, normal o lenta. Las de frecuencia rápida, por encima de 100 por minuto, incluyen la taquicardia sinusal, las taquicardias supraventriculares (auriculares o nodales), el aleteo auricular con respuesta ventricular regular y la taquicardia ventricular. Las de frecuencia normal, entre 60 y 100, son el ritmo sinusal normal y el aleteo auricular con respuesta ventricular normal. Las de frecuencia baja, por debajo de 60, son la bradicardia sinusal y los bloqueos cardíacos completos y de segundo grado.
  2. Irregulares. La irregularidad puede ser rítmica o esporádica, comprendiendo la arritmia sinusal y las extrasístoles auriculares, de la unión auriculo-ventricular o ventriculares. También puede ser total, como en la fibrilación auricular y en el aleteo auricular con grados variables de bloqueo.